El hijo de la anciana maltratada en la residencia de Los Nogales envió más de seis escritos protestando por la situación de su madre
Media docena de escritos desde 2017 hasta mediados de 2018 en los que se hablaba de hematomas, muelas y gafas rotas o bufandas demasiado apretadas al cuello. Son las quejas que Francisco Polonio envió a la dirección de la residencia de Los Nogales por el trato que estaba recibiendo su madre.
«Solicito que me digan, ¿quién ha producido un hematoma a mi madre?». Así comienza la última carta manuscrita que Francisco Polonio remitió a Los Nogales antes de que su madre falleciera en el centro dos semanas después. Los médicos le comunicaron que fue de un ictus pero los facultativos del Hospital Ramón y Cajal no pudieron confirmarlo. «El maltrato a esas edades afecta mucho, se quieren morir más rápido», cuenta Francisco a EL MUNDO.
Un maltrato que comenzó casi desde que ingresó a su madre en 2015 según informa el hijo de J. M. y que continuó hasta sus últimos días. En sus misivas se habla de bufandas apretadas, rodillas hinchadas, hematomas variados y otras cuestiones que le obligaron incluso a recurrir a consultas a centros de salud en las que le dan consejos para atajar «sangrados de nariz».
La dirección siempre señalaba a su madre como la posible responsable de lo que le ocurría. Que podría haber sido ella la que se había partido las gafas, que si el hematoma de la muñeca era de la pulsera de localización que llevan los residentes, que si las rozaduras no eran tales sino herpes y también le hacían recomendaciones como que no le pusiera bufandas a su madre sino bragas de cuello para que ella no se las apretase.
La contestación más inverosímil se produjo en 2016 cuando, cansado de los moratones que el hombre veía en los brazos de su madre, dejó un móvil grabando para ver cómo se los producía. Al ver en los tres vídeos que grabó que un auxiliar del centro azotaba a su madre fue a quejarse a la dirección y le respondieron que «era una manera de dar cariño».
EL MUNDO ha conseguido hablar con un ex trabajador de la residencia que estuvo 15 meses allí y que trató a la madre de Francisco. «Lo dejé cuando terminó mi contrato porque no quería seguir trabajando allí», declara este auxiliar de enfermería. Un hombre que explica que esos malos tratos «son habituales» entre varios de sus compañeros de Los Nogales y que son «maltratadores de gente que saben que no se pueden defender», manifiesta.
Este hombre revela que la Policía ya le ha tomado declaración respecto a la investigación que ha puesto en marcha la Fiscalía de Madrid tras recibir los vídeos, el escrito y las fotografías que denuncian las agresiones en este centro geriátrico.
Estos hechos no son exclusivos de la residencia que el grupo Los Nogales tiene en el distrito de Hortaleza. Al parecer, entre 2015 y 2019 se han interpuesto cinco sanciones por parte de la Dirección General de Atención a la Dependencia y al Mayor por una cuantía total de 74.988 euros. Son sanciones a cuatro centros de esta compañía.
Las sanciones se produjeron porque el ratio de personal exigido en el pliego de condiciones del contrato estaba por debajo de lo fijado que es de 0,42 de personal de atención directa.
Algo que les suena a los familiares de los residentes de la residencia donde se produjeron los hechos denunciados por la Fiscalía. «A nosotros nos dicen que apenas son cinco para el ala en la que está mi suegra que es totalmente dependiente», explica Antonio, un familiar de una interna. Ahora que ha salido todo esto familiares como Antonio tienen miedo de que el maltrato que sufrió la madre de Francisco y que confirmó este ex trabajador haya sido lo habitual en el resto de residentes.
En el día de ayer se publicaron dos comunicados, uno por parte de la directora del centro y otro por parte del comité de empresa en los que se pedía que la labor de «gran equipo» no se viera «enturbiada por la falta de escrúpulos de alguna persona» y se habla de que el resto de trabajadores no «merecen ser menospreciados, ni calumniados en su conjunto por unos hechos que por todos son condenables».
FUENTE: https://www.elmundo.es/madrid/2019/04/13/5cb0aa9021efa0467f8b45df.html